lunes, 24 de agosto de 2015


Estudio de factibilidad

 

En la primera etapa se utiliza luz solar con un catalizador de titanio para dividir moléculas de agua, separando "protones" libres (iones de hidrógeno), electrones y gas oxígeno.

En la segunda etapa, esos electrones libres se utilizan para reducir el CO2 y unir los átomos de carbono empleando catalizadores de platino y paladio en el interior de nanotubos de carbono.
Esto es lo suficientemente eficaz para producir moléculas de ocho o nueve cadenas largas de hidrocarbono, con una eficacia del uno por ciento a temperatura ambiente. Esta eficacia es ya dos o tres veces mayor que la de cualquier otro proceso industrial. Si se une a las tecnologías "verdes", como el calor masivo que se genera en las torres de energía solar térmica, se pueden alcanzar mayor eficiencia.

Es así como el dióxido de carbono (no el 100%) es transformado en un combustible que será utilizado para el funcionamiento de la misma fábrica, reduciendo considerablemente los niveles de dióxido de carbono producido por una sola fabrica.




 

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